Nació en la ciudad de Ambato el 19 de marzo de 1920, hija de Rafael Delgado y María Galarza, sus hermanos Lucrecia, Carmela y Rafael, a sus siete años de edad viajó hacia Quevedo a cargo de su hermana Carmela, luego de quedar huérfana de padre y madre.
En su niñez se dedicó a estudiar y trabajar ayudando en el restaurant de la familia, en donde conoció a su esposo Guillermo Arévalo Sandoval con quien procreó cuatro hijos: Fernando, Miguel, Guillermo y Piedad.
Fue una mujer de empuje y convicción, cumplió con sus deseos de educar a sus hijos en los mejores establecimientos de Quito de la época, se caracterizó por su don de gente, ganando la consideración respeto y cariño de las personas que le rodearon.
Abuelita linda: eres uno de los amores de mi vida, que alegría y orgullo haber podido conocerte y tener en mi vida tu ejemplo de mujer femenina y fuerte, valiente y sensible… tu forma de pensar y proceder me guían ahora, en cualquier situación que se me presenta te pienso y trato de escuchar tu consejo en mi corazón y muchas veces solo tus mimos y engreimientos, tus caricias y besos, tus manitas suaves son las que me consuelan en mis momentos difíciles. Gracias Abuelita Fina por haber estado conmigo siempre y por seguir conmigo, nunca te alejes de mi y protégenos desde el cielo, donde seguro estás. Te amo mucho Abuelita.
María Belén
Las palabras son pocas para expresar todo lo que siento en cada día MADRE MIA, te tengo tan dentro de mi ser y añoro tus palabras, tus caricias…..que falta me hacen ahora, te recuerdo constantemente, pero siempre estas dentro de mi corazón, yo se que tu desde el cielo siempre me estas protegiendo, para que yo me guíe por el buen camino, con virtudes y con mucha fe en el Señor.
Bendíceme hoy y siempre y estoy convencida que algún día estaremos juntas allá en la eternidad…con amor tu hija Piedad
Mami Fina gracias por las pastas, la coca cola, la complicidad, cariño, amor y ternura que me diste, te mando un beso y un fuerte abrazo, gracias por permitirme pasar tus últimos momentos junto a ti.
Manolo
Ella era casi todo para mí, fui su primera nieta y consentida además, hizo por mi lo que hubiera hecho una madre, me ayudó, consoló, empujó, y me enseñó muchas cosas, siempre con una sonrisa pues su naturaleza alegre no le permitía estar triste. Con ella aprendí a dar sin esperar a cambio, su generosidad rayaba el filo de lo permitido, no le importaba mañana si se trataba de darte una golosina o algo más, se gastaba el último centavo ese rato por verte feliz o tranquilo y decía ..."mañana ya veré", Me enseñó que por muy adversa que te sea la vida tienes que mostrarle tu mejor cara. Siempre bien arreglada, aunque había veces que las circunstancias limitaban su vanidad. Nunca una visita se fue sin recibir con la mayor voluntad un "bocado de comida" como ella decía, y bien preparada pues tenía una muy grande habilidad culinaria. Su especialidad eran las comidas costeñas y el caldo de bolas en especial. Se llevaba bien con todos los que la rodeaban y se ganó su aprecio y respeto. Era muy delicada, andariega e independiente, Yo digo que para su época fue una revolucionaria, rompió los esquemas de su familia y de la familia política, sin importarle mucho sus criterios, Ella estuvo conmigo en los mejores momentos de mi vida, en los más sublimes y también en los peores, fue mi paño de lágrimas, en ella encontré consuelo cuando creía todo perdido, o cuando el dolor no me dejaba ver más allá, nos volvimos una y entre las dos nos dimos todo lo que tuvimos. Aunque van a ser 8 años que no está la siento siempre conmigo, me da gusto y satisfacción el haber tratado de complacerla en lo que pude y retribuir un poquito de toooodo lo que ella me dio, aunque el dolor esté ahí por no tenerla como antes.
Al escribir estas letras he revivido momentos que sacaron unas cuántas lágrimas, fue bonito haberla tenido como nuestra abuela, y siempre recordaré ese último y eterno abrazo de los tres.
Kika
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